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La Comuna

por Joel Cárdenas

El inexistente debate ideológico

José Ángel Solorio Martínez

Una de las grandes ausencias en el escenario político tamaulipeco, es el debate ideológico. Pareciera que la entidad, es refractaria al intenso choque de ideas entre la IV T y la derecha conservadora. A diario, el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, atiza la polémica.

Aquí, ni por enterados se han dado los representantes del lopezobradorismo.

Los militantes de MORENA -fuera y dentro del gobierno- no comprenden la importancia de esa estrategia. La narrativa, predominante desde el aparato gubernamental y desde espacios de poder como el Congreso local, es denostar al cabecismo -y a su líder Francisco García Cabeza de Vaca- con adjetivos como corrupto, intolerante, delincuente, represor y otras lindezas.

Es decir: el cuestionamiento, está centrado en sus defectos personales; no en lo que representó en el gobierno tamaulipeco: el neoliberalismo más pernicioso encarnado por los presidentes, Fox y Calderón.

Ni por asomo, se censura las políticas privatizadoras de bienes y espacios públicos; la deplorable costumbre de endeudar a la sociedad para, a decir de ellos, generar desarrollo y crecimiento; la penosa actitud de constreñir los salarios de los trabajadores, creando una burocracia depauperada y precaria; la incorporación de manos y capitales privadas en instituciones que debieran de ser absolutamente públicas, -el ejemplo más claro de ellos, son las COMAPAS-; entregar franjas de sistema educativo al capital privado, que comprende el debilitamiento de la Universidad estatal en beneficio de la Universidad privada y lo más evidente: salarios exorbitantes para la burocracia dorada.

Eso explica, en parte, lo anodino de la campaña mediática que se le ha dirigido al ex gobernador Cabeza de Vaca. Eso, evidencia el fracaso de la narrativa de la IV T, que por más que se esfuerza, no logra minar la legitimidad del ex gobernador y sus legados transexenales como las fiscalías, y el Poder Judicial local.

MORENA, ganó, sin duda, el poder político -si se considera el Ejecutivo estatal, como el poder de los Poderes en la entidad-; pero perdió -y sigue perdiendo- la contienda ideológica ante una ala conservadora -PAN, PRI y PRD-, que sobrevive en el entramado social porque la cuatroté, no encuentra cómo instrumentar una guerra ideológica regional con resultados positivos contra un adversario que está agonizante, pero no liquidado.

En tanto no se implemente un deslinde radical entre los actores del viejo régimen con los del actual, la conciencia colectiva, seguirá pensando que todos los políticos son iguales.

¿Porqué los Magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, decidieron ceder los 15 mil millones de pesos encriptados en los fideicomisos a los damnificados de Acapulco?

Todos lo vimos: por la intensa metralla de AMLO, ante los gastos onerosos de esa burocracia que se presume divina.

Es decir: por la enorme carga ideológica, que López Obrador imprime a sus denuncias al vincularlas con una forma de gobierno y de impartición de Justicia, del conservadurismo, del neoliberalismo.

A juicio de AMLO, los neoliberales, privatizaron hasta la Justicia.

¿Por qué el presidente, obligó a los ministros a pronunciarse en el caso de la deuda de 20 mil millones de pesos de deuda en impuestos del magnate Salinas Pliego, luego de años de archivado?

Por la contundente explicación del presidente: el neoliberalismo -al cual responde la Suprema Corte de Justicia- tenía como práctica recurrente el perdón fiscal para las élites.

En Tamaulipas, el pasado no existe; Cabeza de Vaca, es un ex gobernador, que operó como criminal solitario para endilgarnos una deuda de más de 20 mil millones de pesos y su militancia en el PAN es ajena a los estropicios que sufrimos los tamaulipecos.

El cuarto de guerra de la IV T, parece no existir.

Sería bueno, que al menos, la materia gris -de vez en cuando- se hiciera presente en los pasillos de palacio.

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