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DE PRIMERA …

por Joel Cárdenas

POR ARABELA GARCIA.
Del Escándalo en Tamaulipas al Objetivo
Los Maestros y su remuneración
Grupo Firme y la Distracción

El escándalo que se ha generado con los temas de los gobiernos saliente y entrante
ha llegado a los medios nacionales, ¡! la pregunta es si se validara a nuevas
elecciones!!; en los cafés la gente arregla el mundo en todo su contexto, se aplican
hipótesis y demás, pero la realidad, para que AMERICO VILLARREAL ANAYA, haya
anunciado su equipo es porque tiene la certeza de que su elección es real y que nadie
la puede nulificar, ni los jueces ni nadie más.
Y quizá no tiene que ver con la fake declaración que diera el hijo del TRUCO en donde
señala que se vendió la elección y no sé cuántas cosas más, la verdad es que estas
notas que sacan al aire en las redes sociales enoja más a los tamaulipecos pensando
que son tontos.
Nadie podría creer que el joven ni borracho andaría diciendo esto cuando todavía es
postulante de la tesis de que su padre podría ganar la elección en los tribunales.
El escándalo ha provocado gran atención, la expectativa subió de tono y el gobernador
electo se encuentra en la agenda diaria de los que viven en este estado para saber
que sigue.
Las definiciones más usuales de escándalo político coinciden en subrayar que éste
consiste en una reacción de indignación ante lo que se percibe como una violación de
alguna de las normas sociales que regulan la conducta legítima de los gobernantes (y
de los aspirantes a serlo).
Según la opinión más común, el abuso de poder o la violación de la confianza social
en que haya podido incurrir el agente político afectado provoca una reacción social de
repulsa que puede terminar produciendo determinados efectos en el orden político.
Estos pueden ir desde la desaparición de la escena política del agente afectado, hasta
incluso el tambaleamiento del propio régimen político (entendido éste como las reglas
básicas del juego político en un grupo social).
A pesar de su aparente simplicidad, esta aproximación al escándalo político plantea un
buen número de problemas de gran interés.
La relevancia de los escándalos políticos en la vida pública de las democracias
liberales modernas ¿es una simple expresión del declive general del respeto por las
normas éticas?
Lo que ha cambiado es, en primer lugar, la creciente visibilidad de los dirigentes
políticos. Los dirigentes ya no son seres lejanos. Las relaciones entre dirigentes
políticos y ciudadanos se establecen cada vez más a través de los medios de
comunicación.

Los dirigentes (y los que aspiran a serlo) saben que deben utilizar los medios para
adquirir visibilidad política. Pero cuanto más visibles se hacen las vidas de los
dirigentes, más aumenta la probabilidad de que un fallo se convierta en escándalo
político. «Los individuos que se mueven en la escena pública son mucho más visibles
de lo que lo fueron en otros tiempos y, en segundo lugar, su capacidad para trazar una
línea divisoria entre su personalidad pública y su vida privada es mucho más limitada.
El caso Atérrate no habría tenido las repercusiones que tuvo si Nixon no hubiera
tenido la manía de grabar las conversaciones en el despacho oval, ni las tormentosas
relaciones entre Carlos de Inglaterra y Lady Di habrían sido la comidilla de las revistas
del corazón sin los teleobjetivos de los reporteros.
Este cambio en la cultura periodística ha llevado también a difuminar la frontera entre
los secretos vinculados con el ejercicio del poder y los relacionados con la vida
privada. De modo que hay menos reparos éticos para inmiscuirse en la vida privada de
los poderosos.
Pero quizá el factor que más ha influido para que los escándalos asuman un papel
preponderante en la vida pública es el declive gradual de la política ideológica y el
auge de la «política de la confianza».
Cuando la política era más ideológica y había un enfrentamiento entre partidos de
clase, importaban más los programas, los debates de ideas. A medida que las
ideologías pierden peso y las decisiones políticas se tecnifican, la cuestión de la
credibilidad y de la veracidad de los dirigentes políticos se pone en primer plano.
«Cuanto más se oriente nuestra vida política hacia cuestiones relacionadas con el
carácter y la confianza, más significado concederemos a todas aquellas ocasiones en
que la veracidad de los dirigentes políticos sea puesta en cuestión.
Tres tipos de escándalos
Los escándalos sexuales, los escándalos financieros y lo que llama «escándalos de
poder.
A cuál de estos se debe lo que estamos viviendo en Tamaulipas seguramente
selecciono el tercero, considerando que las elecciones pasaron a otra dimensión y el
poder a adquirido el mayor tesoro.
Los abusos del poder, son los escándalos provocados por actividades que
contravienen las leyes y reglas que rigen el ejercicio del poder político.
Es indudable que los escándalos se han convertido en un rasgo sobresaliente del
paisaje político. Pero ¿son acontecimientos efímeros, explotados ávidamente por los
medios, o influyen de verdad en los procesos que dan forma a la vida social y política?
Algunos mantienen que los escándalos no tienen ningún significado duradero, y que la
obsesión de los medios con los escándalos tiende a socavar la calidad del debate
público, al concentrar la atención de la gente en asuntos muchas veces triviales.
Quizá como el evento del grupo musical Firme que congrego a miles y miles de
personas generando una distracción del entorno político nacional en el cual no hay
políticas públicas de altura y solamente prevale el escándalo en sus diversas
acepciones.

Acaso CLAUDIA SHEINBAUM lo hizo de buena onda, claro que no el escandalo
posiciona y no propiamente desprestigia, así que los expertos en marketing lo llaman
publicidad, o posicionamiento.
El tema de los maestros en Tamaulipas, como lo evalúa, como un método de presión,
o como escándalo político, considerando que hay elecciones en espera.
La toma de posesión de AVA y la resistencia de CDV como lo califica.

Sugerencias y comentarios arabelagarcia01@hotmail.com

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