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Al Vuelo 

por Joel Cárdenas

Por Pegaso 


Cae mal nada más de verlo. 

No se sabe quién es más fantoche, vano y superfluo, si él o Alfredo Adame. 

Claro. Me estoy refiriendo a Roberto Payazuelos, a quien también se le conoce con el estrambótico apodo de “El Diamante Negro”. 

Empresario hotelero en Tulúm, es también candidato al Gobierno de Quintana Roo por el Partido Movimiento Ciudadano. 

El tipo es de armas tomar. 

El 5 de octubre de 2001, según el diario Reforma, Payazuelos mató a dos presuntos asaltantes y salió bien librado gracias a su amistad con el entonces Secretario de la Defensa Nacional. 

A principio de este mes, al calor de la precampaña política que se vive en aquella entidad, salió en un programa de televisión donde dijo que es víctima de guerra sucia y que cuando sea titular del Ejecutivo, es decir, cuando sea gobernador, ajustará cuentas con ellos. 

Lo que sus críticos señalan es que en el restaurante del hotel Diamante K, de su propiedad, reciclan o reciclaban la comida. 

Es decir, que las sobras de los comensales, las utilizan para preparar otros platillos. 

Los tomates, las tortillas, el pan, la mayonesa…, todo es reciclado. 

Pero no hay que pensar mal. Tal vez el actor lo que quiere es contribuir con el medio ambiente al no desperdiciar la comida y así, mata dos pájaros de un solo tiro: Ayuda a la ecología y a la vez se gana un dinerito extra. 

Payazuelos, ahora uno de los amos del escándalo en México, ha tenido un gran maestro: Andrés García. 

El tipo que antes era el galán de moda, que traía rendidas a sus pies a las más correteables actrices, gracias a la interpretación de películas como “Pedro Navajas”, ahora tiene que utilizar una bombita para que le funcione el pizarrín. ¡Ironías de la vida! 

Pero Payazuelos ha superado al mentor. Se recuerda que, precisamente, en su relación de amistad con el vejete lengua larga de Andrés García, éste último lo había incluido en su testamento y le había dejado varias propiedades y mucha lana, pero el error fue que lo publicó y entonces se vino todo abajo. 

Yo no sé por qué, en los últimos años, han surgido este tipo de payasos, que se convierten en oro molido para los programas patito, como “Veneneando” o las revistas chatarra, como “Taranovelas”. 

Por desgracia, es lo que gusta a la gente y pues ahí está el negocio. 

En lo que respecta a Payazuelos, no creo que levante en el ánimo del electorado de Quintana Roo. 

Siendo como es, un fantoche empedernido, ni su fama podría elevar la votación a su favor y se quedará con las ganas de vengarse de sus críticos. 

No me queda más que recomendar a la gente, -aunque lo más seguro es que ni me hagan caso- para que no alienten con sus comentarios o sus “likes” a ese tipo de parásitos faranduleros, peste del buen espectáculo que aún existe en el País. 

Sin más, los dejo con el refrán estilo Pegaso que a la letra dice: “Carácter y porte, hasta el sepulcro”. (Genio y figura, hasta la sepultura). 

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