Esa soleada y calurosa mañana de inicio de semana, los empleados del banco CONFIA, el cual operaba en la esquina de la avenida Madero y calle Juárez, apenas se preparaban para encerrarse cada uno en su cubículo a fin de iniciar sus labores correspondientes; Don Juan de León – su gerente general – por supuesto, como era el jefe aún no llegaba a esa hora, por ahí de las 08: 35 am.
En eso estaban los aún somnolientos empleados, cuando repentinamente, varios tipos, jóvenes todos ellos, penetraron de manera violenta y así, a lo pelón, sin cubrirse los rostros como lo marca el librito, les gritaron que se repagaran a la pared y que no hicieran ningún movimiento que les obligara a hacerles daño.
Mientras uno de los malosos amagaba a todo mundo con una potente pistola .357 mágnum, los otros exigían la entrega del dinero en caja – por sus torpes movimientos, al menos los que exigían la lana, aparentaban no ser asaltantes profesionales, pero igual, el miedo a morir o resultar herido, mantenía en pánico a los empleados que, entre llanto y gemidos accedieron a lo que se les indicaba.
Por esas cosas que pasan, el destino quiso que esa misma mañana y a esa misma hora, un agente de la Policía Judicial del Estado pasará por la avenida principal y detectara algo sospechoso, intuyó que por el raro movimiento que había en el interior del banco, algo no andaba bien.
– Oye pareja, manda rápido a todo el grupo aquí al banco CONFIA, si no me equivoco, creo que varios tipos están cometiendo un asalto – le dijo por la frecuencia al oficial de radio de la corporación.
Y sí…su sospechas eran ciertas porque tan pronto como pidió la ayuda, observó como por lo menos tres sujetos salían huyendo para tomar la calle Morelos hacia el canal, es decir, hacia al libramiento, mientras un auto operado por un sujeto, aparentemente el que los esperaba para huir, arrancó violentamente al darse cuenta que habían sido descubierto por el judicial.
Bajo el mando del comandante de la PJE y del director de SPM Hernán Gómez Eddy, el grupo de judiciales, con el apoyo de elementos de la Policía Preventiva, se hicieron presentes casi inmediatamente….la mayoría de los representantes de la lay iniciaron la persecución de los asaltabancos ¡a pie!, cruzando calles, solares y en algunos casos – porque fue necesario – hasta por interiores de algunas residencias. Debo mencionar porque es la mera verdad de los hechos, que uno de los ladrones, en su afán de escapar de sus persecutores, paso al menos sobre los cuerpos de una pareja que aún dormitaban en su cama; por supuesto, los policías, para no perderlo, hicieron lo mismo.
A uno de los ladrones, los agentes lo arrestaron dentro de la vivienda de la mamá de quien fuera el jefe de prensa del gobierno del chaparro gobernador, Manuel Cavazos Lerma, esto cercas de la Cruz Roja; a otro, se le sorprendió escondido en un gallinero en ese mismo sector y también fue sometido.
El de la pistola por su parte, hasta ese momento continuaba corriendo dentro de ese mismo circulo…..Hernán Gómez Edy, apoyándose en los hermanos y buenos policías, Yesenia y Humberto García Sáenz, hacían de todo con tal de detenerlo….. ¡lo quiero vivo! no le disparen si no es necesario, escuchaba yo muy apenas pues también iba atrás de ellos con todas las ganas de ganar la primicia de su arresto
¡Uffff, la adrenalina a todo lo que daba!.
Se supo después, que este sujeto no era de esta ciudad como los otros.
Armado de su potente arma, corría y corría y a veces se detenía en seco para revirar y amenaza con dispararle a sus persecutores; cosa que nunca hizo – sabrá Dios porqué –
Tal vez cansado, en ese mismo sector el tipo se detuvo y al darse cuenta que estaba rodeado y sin oportunidad de escapatoria, se repegó en la pared de una casa de dos pisos y en un momento dado, pedía la presencia de los reporteros porque tenía algo que decir; por supuesto, al medir la situación, su intención era ganar tiempo…. pensaba que al menos frente a la prensa los policías no iban a dispararle.
Debo aclarar, que en un momento dado intente acercarme al tipo para saber qué era lo que podría decir, pero el jefe la de Policía, Hernán jamás lo permitió.
!Tírenle…tírenle a dar, se escuchaba a lo lejos¡
-No….no lo hagan…ya lo tenemos, gritaba Yesennia y su hermano Humberto mientras manoteaban al aire…..ellos eran los dos agentes más cercanos al presunto asaltabancos, aunque claro, siempre buscando algo para refugiarse de un posible ataque a balazos.
– Oye cabrón….ya, ya perdiste, si eres profesional y conoces de esto, sabrás que ya chupaste faros, así que mejor entrégate antes de que te maten… o qué?, no eres machin, tienes que saber perder – le gritaban los agentes al tipo.
Pero como último recurso y tratando de que no le disparará y lo matara un agente que con su poderoso fusil le apuntaba desde el techo de la casa de dos pisos esperando órdenes, el maleante repentinamente se llevó el pistolón a la boca, se metió el cañón hasta el cogote y al grito de: «Les voy a demostrar que soy mucha pieza para ustedes», hizo el cancón de que apretaría el gatillo para volarse la tapa de los sesos.
– Párate cabrón..no mames, no lo hagas, fíjate bien lo que haces…. es mejor que te entregues, te vamos a ayudar, la neta que no te vamos maltratar, piénsalo, del bote sales pero del cajón jamás – le gritaba Yessennia, que era la que le mostraba sus manos en señal de que estaba desarmada y que iría hasta él para llevarlo a la comandancia sin violencia.
Y así…a terapia urbana y pura, y gracias a la intervención de los hermanos García Sáenz y por supuesto, el buen trabajo de apoyo del Lic. Hernán Gómez, las cosas no llegaron a tener personas fallecidas y los presuntos asaltabancos fueron arrestados. FIN.