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#UnaHistoriaReal….

por Joel Cárdenas

EL COMANDANTE SE EQUIVOCA Y NOQUEA A LA MADRE DE UNA NIÑA SECUESTRADA.

Allá por los 80s, cuando aún se rotaban o se cambiaban los comandantes de la Policía Judicial, después llamada Ministerial del Estado – según la PGJ – para evitar componendas con la delincuencia, llegó a Río Bravo un tipo de nombre César de la Garza para hacerse cargo de ésta plaza.

Él venía muy recomendado por los petroleros de Reynosa y según él – porque luego lo dijo a la prensa – venía presidido de una gran fama, de una gran experiencia y eso sí, con mucha lana; así que una y otra vez, el jefe policiaco insistía ante los reporteros que no tenía compromisos o componendas con nadie: él venía a trabajar y solamente a trabajar por el bien del municipio.

El flamante jefe de la corporación era un tipazo.

Era un tanto faramalloso y altivo y hay que decirlo, pues en aquellos años, con ese cargo, con dinero y con esas palancas, pues quien no lo era.

El petrolero metido a policía solo por quítame estas pajas, gustaba de salir mucho en los periódicos, y más en EL MAÑANA tomando en cuenta era el más leído en todo el Estado de Tamaulipas y el valle de Texas.

-A mi nadie se me pela….estoy bien preparado y no habrá delincuente que se burle de la corporación, al menos mientras yo esté aquí – decía de la Garza acomodándose de lo lindo para que la foto de su imagen saliera perfecta.

! Que salga la foto del Gobernador…que salga la foto del gobernador! nos decía a los reporteros al tiempo que señalaba la imagen del jefe del ejecutivo que previamente instalaron sus agentes atrás de su escritorio tan pronto como llegó para tomar posesión como nuevo comandante.

Pero…..a las primeras de cambio, el comandante sonaría bofo.

Si no vea usted porque lo digo.

En ese tiempo, ocurrió el secuestro de una niña recién nacida, y para pronto, el recién nombrado comandante en esta plaza tomo cartas en el asunto. Lo primero que hizo fue llamar a la prensa para la correspondiente rueda de prensa y dar a conocer los pormenores del caso.

‘’Quiero informarles, amigos míos, que ya localizamos a la secuestradora con todo y la niña. Mis agentes fueron por ella a la ciudad de Monterrey en unas horas se las presentare para que den a conocer de su detención’’. Nos dijo el comandante asumiendo una actitud de mucha arrogancia, algo así como queriéndonos decir que nos estaba haciendo un favor o como luego dicen por ahí, nos veía como Dios a los conejos.

Aclaro, que luego de la oficial rueda de prensa, el jefe policiaco me llamó por separado y me comentó en su oficina: ‘’Quiero una foto chingona, de las más caras’’…..Él quería que tomara la gráfica con la secuestradora al momento en que la tuviera sujetada o sometida totalmente.

Quería por supuesto ser el gran héroe de la película y no sus policías…..o sea, que la foto suya, de la secuestradora y de la niña se publicara en primera plana, en ocho columnas y a colores.

– Ya hable con Beto – (Deandar) me dijo a secas y muy seguro de sí mismo.

– Sale- le contesté

Y efectivamente, a unos cuadras antes de llegar a la comandancia de la PME que estaba allá por la oriente 3, cercas de la Gabal de la 20-30, los agentes se comunicaron con el oficial de guardia: – ¡Adelante, adelante, ya estamos a dos cuadras, díganle al comandante que se prepare, que se preparen los de la prensa para las fotos ¡

Y así, de buenas a primeras, los agentes llegaron con sirenas abiertas y haciendo tremendo ruido al frenar bruscamente los neumáticos.

El comandante, ya preparado para lo de las fotos, no esperó mucho, pues impaciente como estaba y al pensar que al día siguiente sería declarado un héroe por la prensa, no tuvo empacho al acercarse bruscamente a la camioneta donde traían a la delincuente y a la niña. Hasta ese momento el jefe policiaco no sabía cuántas personas venían en la unidad policial mucho menos sabía que ahí venía la denunciante, es decir, la parte ofendida.

Al abrir la puerta y pensando solo en sí mismo, el comandante tomó a la primera mujer que se encontró a la orilla de la puerta y, del fuerte tirón, casi le arranca el vestido a la que pensó se trataba de la secuestradora.

Con actitud de un valiente y mostrando senda indignación por el delito cometido, el comandante De la Garza le soltó a la mujer tremenda cachetada en pleno rostro, ocasionando que cuan ancha era, se fuera de nalguitas al duro pavimento y casi casi inconsciente.

Por supuesto, la fotos fueron tomadas de todos los ángulos de la acción del comandante.

¡¡¡Comandanteee…..comandanteeee…..no, no, nooooo…..esa no es la secuestradora, la que usted noqueó es la mamá de la niñaaaaaa!!!!! Le gritaron todos los agentes a su jefe al mismo tiempo.

De la Garza, por supuesto, con el rostro irreconocible por la vergüenza que le provocó tremendo error, no sabía que hacer ni que decir.

Algo balbuceaba para sus adentros, pero nadie le entendía.

¡Heeee….buenooooo, buenoono…es queeeeee….es lo que todos le escuchábamos decir al jefe.

Sin embargo, el comandante supo capear

un poco el temporal y queriendo demostrar que no se había equivocado y que no había sido error el haber golpeado con saña a la mamá de la niña y no a la secuestradora, dijo con voz hasta con cierto enojo – creí yo – como para confirmar su versión.

– Bueno, bueno, bueno ya estuvo, le pegue a la mamá por, por, por pendejaaaa – le pegue por descuidada, para que aprenda a no dejar sola a la niña – y las risas – aunque muy bajitas – se escucharon o se observaron entre los presentes y más de los policías que esclarecieron los hechos.

Más adelante amable lector, ya se imaginará usted como fue a la secuestradora y cuanto le costó al comandante para que no se publicara la foto del tremendo descontón a la inocente madre….. ¡ha y por certo!…quien sabe si algo tuvo que ver ese hecho, porque poco después, el comandante Cesar de la Garza fue cambiado a la Plaza de Matamoros y allá fue donde le toco bailar con la más fea, pues a él le tocó el caso de la masacre dentro del penal. Sí, aquél terrible zafarrancho y fuga que dejo muchos pero muchos reos muertos. Fin.

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