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#UnaAnécdotaDeBarrio…

por Joel Cárdenas

EL REENCUENTRO DEL VAMPIRO Y UN AMIGO AUSENTE…

Hace ya muchos años…allá por los 70s, 80s, un tipo al que le apodaban el Vampiro, era – si no uno – el más popular entre la raza del barrio y digo esto porque lo conocí muy bien, aunque yo vivía en la Cuauhtémoc y él en la colonia Martínez, hoy Morelos.

Pues bien, en esa populosa colonia ya se corría el rumor de que a El vampiro le gustaba el arroz con popote, aunque debo mencionar que a nadie le constaba y hay de aquél que osara insinuarle algo porque de inmediato se le iba a los golpes y afuerza de ser sincero, El Vampiro era un animal para eso de los puñetazos y patadas voladoras.

Resulta pues, que en esos años, un gran amigo suyo, con el que más se juntaba, sin decirle nada, decidió emigrar al lado americano en busca de los billetes verdes, que – según le contaron en una cantina – se recogían con pala allá con los gringos; dicen los que supieron de esto, que el amigo no invitó al Vampiro porque temía que lo «salara» y le fuera mal.

Por supuesto, al darse cuenta de la traición, El Vampiro se puso muy triste y hasta adelgazo por esa situación, pero como todo, el tiempo pasó y esos bailes en la plaza Juárez y luego la apertura del Geminis y el Bakarash origino que al Vampiro se le olvidara su gran amigo.

Pero…..

Muchos años después, alguien se le apareció al Vampiro en el barrio así tan repentimamente.

Un trocón casi del año, se detuvo bruscsmente frente a él y del interiror salió una vozarrón de miedo.

– Que onda mi Vampiro –

Casi le da un infarto al ver de quien se trataba.

– Órale….que onda mi Beto, cuando llegaste

…aiguey, andas a pata -, le dijo El Vampi.

– Vente…súbete, vamos a pistiar –

Y asi, durante toda la mañana y la tarde, los entrañables amigos se dedicaron a libar cerveza y uno que otro «toquecito de mostaza» – digo- pa’aguantar más.

El caso es que para el anochecer, el Beto enfilo a la Morelos para dejar al Vampiro al lugar donde lo había levantado y luego de darle 20 dólares para que siguiera en la jarra, le dijo.

-Ora’si mi Vampi, es hora de que se baje –

Y el Vampiro, ya mareado y con 20 dólares en el bolsillo, ni siquiera lo pensó dos veces y más rápido que inmediatamente, se acomodó en el asiento y con una agilidad tremenda, puso sus manos en el sierre del pantalón del Beto e intentó bajarlo.

– ¡ Ora cabrón, que haces !-

– Pos no dijiste que me bajara – contestó.

¡- No, no, no, pendejo, que ya te bajes de la camioneta porque voy a ver a una morrita – !

– Y el Vampiro, avergonzado se disculpo por la quemadota que se dio…ya luego de ese incidente del que muchos se dieron cuenta, quedo aclarado que al Vampiro en verdad si se le gustaba el arroz, pero con popote.

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