Derechas apátridas
José Ángel Solorio Martínez
La derecha venezolana, en mucho se asemeja a la derecha mexicana. Ante la imposibilidad de retener sus privilegios por la ruta constitucional -son marcadamente minoritarias- con las fuerzas internas -nacionales-, les apuestan a los factores internacionales -USA- para cambiar.
Basta ver las jubilosas expresiones de los contrarios al presidente Maduro, en las calles, festinando y aplaudiendo el amago militar de Estados Unidos.
Muestran así, que su mentalidad es antipatriótica y entreguista.
No les importa su país; les interesa restablecer sus ganancias, que son propiedad de las minorías y las corporaciones norteamericanas.
Al solo anuncio del envío de buques de guerra gringos a los mares de Venezuela, la oposición alzó las manos al cielo haciendo al presidente Trump su salvador. Salieron a las calles, para legitimar la intervención a la soberanía del país.
¿Cómo llamarle a ese tipo de venezolanos?
Existen muchas formas de definirlos: apátridas, traidores, lumpen, escoria social, gusanos; nunca: venezolanos de buena cepa.
Únicamente los desvaríos de la derecha pueden festejar las consecuencias funestas de una invasión norteamericana: muertos, heridos, el derrocamiento de un gobierno legítimo y, sobre todo, la instauración de un nuevo régimen sostenido por las armas y no por el pueblo.
En suma: retornaríamos a los años 70 y 80, época negra de Latinoamérica que vivió las peores dictaduras en Centro y Sudamérica.
¿Ya se olvidó el saldo de esa época amarga?
Con sus variantes, cada país vivió su guerra sucia.
Todo eso, les importa un rábano a las derechas.
Su deseo, es el poder por el poder.
La derecha mexicana es de similar talante que las de Latinoamérica.
Los conservadores, apoyaron hasta el paroxismo la guerra arancelaria contra México. La vieron como un elemento de debilitamiento del gobierno de Claudia Sheinbaum y no como lo que es realmente: un chantaje contra el país, para arrancarle pedazos de independencia y soberanía.
El PAN y el PRI sin poder erigirse como una oposición maciza, suponen que entregarse a los EUA, es la mejor estrategia para convertirse en gobierno.
Cuando el presidente Trump calificó como terroristas a los carteles mexicanos, los opositores aplaudieron la medida. La nueva política trumpista, es un peón envenenado: lleva en sí, la legalización de la intervención militar en otros países.
La derecha está deseosa y anhelante de que eso ocurra.
Y cómo no: es la única forma -en el futuro mediato- de agenciarse del poder de la república.
Ya nada más les falta, pedir un príncipe como Maximiliano.
O ya de perdido un presidente como Gabriel Quadri que acabe con los estados de Oaxaca, Chiapas y Tlaxcala.